Nada más y nada menos que 10 años han pasado desde que ROBBIE WILLIAMS decidiera pasar por nuestro país. Una década en la que el cantante se ha desintoxicado 100 veces, se puso gordo, luego flaco, luego gordo, se obsesionó por la vida alienígena, volvió a unirse a la boyband que le hizo famoso Take That para el lanzamiento de un único álbum, se nos volvió crooner (igual demasiado), se casó con una actriz, tuvo dos hijos y se vino de gira a España, más concretamente ayer en Madrid y hoy en Barcelona.
El LET ME ENTERTAIN YOU TOUR comenzó puntual a las 21:00, cosa que me jodió enormemente porque me estaban sentando en ese momento y me medio perdí el increíble LET ME ENTERTAIN YOU y ROCK DJ con el que abrió el espectáculo, no sin antes sacar la foto que veis arriba ;-)
Salió al escenario con cuernos de diablo, como buen mean motherfucker que es, puso a bailar el abarrotadísimo Palacio de los Deportes (menos la gente de mi palco que eran las aburridas del recinto) y completó un repertorio de lo más ecléctico, desde sus mayores éxitos, pasando por un momento swing un pelín aburrido para mi gusto y terminando con un montón de versiones entre los que cayeron un increíble I STIL HAVEN'T FOUND WHAT I'M LOOKING FOR de U2 y un brutal homenaje a QUEEN con su cañero BOHEMIAN RHAPSODY.
La puesta en escena no llegaba al nivel de las divas Gaga, Kylie o Madonna pero el pantallote gigante que tenía detrás molaba bastante. En especial cuando sonó uno de mis temas preferidos CANDY y sacó a una afortunada fan del público (que resultó ser inglesa ante el abucheo de medio pabellón por simpatizantes de Mujeres, Hombres y Viceversa) y realizaron un número coreografiado en la cama, muy divertido!.
Tuvo tiempo para hablar de sus hijos como buen padre orgulloso (y copiando de forma magistral cómo baila su hija con vena artista la canción de Twinkle Twinkle) y hasta de realizar un dueto con su propio padre en BETTER MAN.
Terminó por todo lo alto dedicando su himno ANGELS a las víctimas del accidente de avión de Germanwings ante un público entregadísimo y con la lágrima colgando.
En resumen, nunca antes se me habían pasado tan rápido las dos horas de un concierto. Vi a un Robbie ajadillo para los 41 años que tiene, fondoncete, pero con mucha marcha y ganas de entretener. Antes de irse prometió no tardar tanto en volver a aparecer por nuestro país. A ver si es verdad, cacho de cabronazo! ;-)
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