Aclamada por crítica y público llega por fin a nuestro país (y gracias a esa maravilla llamada Netflix) SENSE8, una serie con elementos sobrenaturales de los creadores de Matrix, que nos cuenta la extraña conexión que sienten 8 desconocidos entre sí, capaces de comunicarse desde distintas partes del mundo.
Bueno, hasta aquí todo bien, no? Pues una vez más somos testigos de cómo los hermanos Wachowski tienen entre manos una grandísima idea que luego diluyen entre un montón de paja que no viene a cuento y que no interesa a nadie, una especie de Cloud Atlas televisiva. No me malinterpretéis, la serie se deja ver y tiene unos momentos realmente brillantes (por no hablar de esa gran secuencia a ritmo del Demons de Macy Gray) pero creo que carece de magia. En todos y cada uno de los capítulos, ha habido una parte donde simplemente desconectaba o directamente me dormía de aburrimiento. La season finale me ha parecido del todo anticlimático con ese malo malísimo que nadie sabe por qué hace lo que hace y qué es lo que le convierte en villano. Igual me dormí en esa parte, no lo sé...
El caso es que la serie se salva por su sublime reparto, hasta Miguel Ángel Silvestre ha sabido aprovechar esta oportunidad de oro que se le ha presentado. Aunque yo me quedo con el guapísimo policía Brian J. Smith. Y como curiosidad, un aplauso a Lana Wachowski por incorporar un personaje como el de Jamie Clayton, una mujer transexual lesbiana, vamos... lo mismo que Lana.
En fin, lo dicho... la serie se deja ver pero esperemos que su segunda temporada sea mejor.
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