La semana pasada tuvimos la "suerte" de poder asistir al preestreno de TRANSFORMERS: EL ÚLTIMO CABALLERO, saga que debería hacer acabado hace ya varias películas pero que por alguna razón continúa por la vida sin rumbo ni propósito. Su director Michael Bay vuelve a poner el piloto automático y se limita a hacer lo que lleva haciendo desde el principio, films de larguísima duración con escenas de lucha absolutamente épicas y brillantes entre los robots pero olvidándose una vez más de pulir un guión decente que le de sentido a todo este festival de efectos especiales, cuyo segundo vale más de lo que podemos ganar en 1 año entero.
Que de qué va esta película? Pues creo que Optimus Prime se vuelve malo (tranquilos! ya se veía en el tráiler, no es spoiler), Mark Wahlberg corre mucho para todos lados evitando disparos y explosiones, vuelve a salir una chica que quiere evitar parecerse a Megan Fox pero que es un clon, Josh Duhamel sigue en el ejército, salen unos niños repelentes que chillan mucho y la robovillana de la función mola mucho estéticamente pero no sé qué pinta en todo esto. Aunque lo que más me ha llamado la atención de todo esto es que un actor de la talla de Anthony Hopkins acepte formar parte de un proyecto de este calibre sin ni siquiera disimular su cara de "dame el cheque ya que me quiero ir a casa a dormir".
Lo peor de todo esto es que habrá más secuelas y suponemos que dirigidas por Bay. Ahora la esperanza está depositada en ese spin-off de Bumblebee dirigido por Travis Knight, realizador de esa maravilla llamada Kubo y las Dos Cuerdas Mágicas. El listón no lo tiene muy alto así que seguro que mola.
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